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Llegar cuando se ha ido el tren

Sé que suena raro, o que puede haber gente que no me crea cuando le digo que invertir es relativamente fácil.

 

Fácil es la palabra. En serio. Es fácil.

 

¿Es difícil plantar un árbol?

 

¿Es difícil empezar una oposición o una carrera?

 

¿Cómo de complicado es querer conseguir algo?

 

Invertir, plantar, iniciar, querer conseguir… Son actos muy sencillos de arrancar. ¿Cuántos nos hemos puesto a dieta un lunes, hemos querido dejar de fumar un día uno, o nos hemos apuntado al gimnasio en enero?

 

Ya sabéis por dónde voy.

 

Lo difícil es mantenerse. Dejar pasar el tiempo. Aún no te crees eso de que el tiempo todo lo cura, todo lo arregla. Dale tiempo. Sé constante.

 

Perdona que te lo diga: no es rico quien no quiere, quien no es constante, quien no sigue cuando otros giran en el primer callejón que aparece a su lado. Quien no se deja poner a prueba por el tiempo.

 

Invertir es fácil. Sólo hay que comprar barato y vender caro. Pero para poder verlo, tiene que pasar mucho tiempo.

 

Por eso me mojo y digo valores. Valores que nadie quiere, que a nadie le gustan. Que no entienden… e incluso, cuando empeoran, se alegran.

 

Ir detrás de trenes que ya han salido es comprar los diez valores más codiciados que anuncian en las revistas.

 

Así invierte más del 90 % de los inversores. A los cuales —y a cuyas riquezas—, con mis respetos y caballerosamente, personas como yo se las llevan.

 

Palantir era odiada a 6 $.

 

Facebook fue “su final” cuando cayó a 80 $.

 

Igual pasó con Apple cuando sacó el iPhone 8 y se hundió hasta los 40 $.

 

NIO fue laureada a 70 $ y crucificada a 4 $.

 

Solo hay un factor válido, un denominador común que me ha permitido ganar mucha pasta en bolsa:

 

El tiempo.

 

Coger trenes difíciles desde el andén, dejando el café entero en la cafetería, con la maleta abriéndose por el camino.

 

Cada uno tiene sus zapatos. Yo tengo 3 horas de conocimiento eterno.

 

“Invertir es fácil. Lo difícil es quedarse quieto cuando el andén se vacía

y el tren no se ha ido, sino que  está por llegar.”