Recuerdo mis inicios, cuando iba a corto plazo y enfocado con el Trading.
Qué panzá de perder dinero. Madre mía.
Menos mal que, lo que por entonces eran mis grandes ahorros, hoy es una semana en un hotel que me encanta, Doña Pakita, con todo pagado y gastando con coraje.
También recuerdo la época de las recomendaciones: analistas, diarios económicos, carteras modelo, influencers que te decían qué hacer.
La ópera completa.
Y luego la caída, perder la fe en todo esto y la soledad del inversor.
Para que entendamos nuestra aversión a la pérdida, imagina esto: te dicen que te ha tocado un millón de euros. Sales a celebrarlo con tu familia. Y entonces te avisan de que ha habido un error, que era un premio compartido y que “solo” son 500.000. Lo primero que piensa mucha gente es:
“He perdido 500.000 euros en un segundo.”
En vez de “he ganado medio kilo sin saberlo”.
Pues imagina sentir eso mientras ves bajar los ahorros de tu vida. Decenas de nóminas que parecen esfumarse.
¿Qué pensarías?
Recuerdo también a muchos inversores diciéndome: “Yo empecé en la época del Covid y me creía El Lobo de Wall Street. Luego lo perdí todo.”
¿Sabes lo que ha hecho el mercado desde el Covid hasta hoy?
Subir.
Subir mucho.
Insultantemente mucho.
¿Y ahora?, ¿que hará el mercado?
Pues pinta mal, la verdad.
Y sabes los que hago y como estoy.
Parado.
Tranquilísimo.
Aunque creo que el mercado caerá a plomo, sigo tranquilo, esperando, sigiloso. Ansioso, pero bien.
Porque tengo un plan A:
Liquidez.
Y un plan B:
El cuarto punto del evento del 22N.
No puedo contarlo aquí, ni en un capítulo del podcasts porque tiene demasiados matices.
Pero eso sí: con un Albariño en una mano y un queso curado en la otra, lo voy a contar en la Cámara de Comercio de Granada este 22 de noviembre.
Reserva ya tu entrada!!!!
“El mercado no castiga al que pierde dinero,
castiga al que llega sin plan.”