Voy a contarte algo que cambiará tu forma de ver las inversiones y las empresas. Pero antes, lee esta historia que resume perfectamente lo que quiero explicarte.
Cuando era repartidor, tenía un compañero que era un auténtico amante de los coches. Él era un simple repartidor, pero un gran soñador. Ahorraba y ahorraba para poder comprarse el coche de sus sueños.
Todo lo que hacía estaba enfocado en conseguir ese coche.
Trabajos extra, vendía lo que no utilizaba en Milanuncios, hacía mudanzas, trabajaba en hostelería… Todo mientras compaginaba sus oposiciones. Un solo objetivo: aquel Toyota MR2.
Durante los cinco años en los que trabajé como repartidor sobre mi Honda Passion 125cc —con la que, por cierto, todavía llevo a mi hijo a baloncesto y Kung Fu—, cada vez que llegaba a la tienda veía a mi compañero contando propinas, guardando parte para sus gastos y otra para su sueño.
Y llegó el gran momento. Se lanzó a por el coche. Su coche. Su alegría duró meses… o semanas. Luego, se convirtió en una pesadilla tras otra.
Primero, el seguro del coche: casi 800 euros. Y por no incluir, no incluía ni los papeles para hacer un parte de accidente.
Luego, la ITV: no la pasaba, demasiado humo. Otros 1.000 euros.
Después, el mantenimiento: 400 euros por cada rueda. Mi compañero aprendió a aparcar con movimientos completos para no gastar las gomas al moverlo en parado.
Y lo peor de todo… el consumo.
Me enseñó que los lunes era el día más barato para echar gasolina (algo que alguna vez mencioné en mi podcast). También decía que había que repostar de noche o de madrugada para evitar que la gasolina se evaporara con el calor mientras llenabas el depósito.
Fue un auténtico drama.
Vendió el coche y lo celebró.
A esto se le llama capital intensivo. CAPEX.
Ahora, dos ejemplos:
• Tesla en 2024 tuvo un beneficio de 14.708.000$. ¿Cuánto le costó? 11.342.000$.
• Nvidia en 2024 tuvo un beneficio de 86.137.000$. ¿Cuánto le costó? 3.236.000$.
Cualquier inversor con el más mínimo conocimiento contable pondría el foco en Nvidia y no tocaría ni con un palo a Tesla, sabiendo que existen empresas como Nvidia.
La realidad, sin embargo, no es así.
Por eso, mientras el 90% de los inversores pierden dinero, el otro 10% lo ganamos y superamos al mercado constantemente y de forma recurrente. Nos llevamos el dinero que otros pierden.
Aquí podrás aprender a superar el mercado.
Aquí en tres horas, por el mismo precio que mi compañero llenaba el depósito de aquel Toyota te puedo enseñar a leer los tres estados financieros.
«El 90% de los inversores pierde dinero; el 10% restante se lo lleva.»
