Te contaré una historia legendaria que nos sucedió a principios de este siglo:

 

Hace años estaba de moda y era muy normal el botellón en las ciudades. Granada fue más triste todavía, había hasta no hace muchos años, un lugar llamado botellódromo. Lugar legal donde nos forjábamos como futuros adictos al alcohol.

 

Pues bien, cuando íbamos al Carrefour a comprar, había un Whisky que siempre comprábamos, era barato, pero no era un matarratas. Tenía un sabor suave, nos hacía disfrutar de aquellas noches de frío, música y calle. Era un sabor único.

 

Así lo percibíamos nosotros, ese era nuestro juicio. La botella de litro de aquella bebida espirituosa no llegaba a los 5€.  

 

Pero un día, nos encontrábamos en el supermercado, y cuando nos dirigíamos fieles al estante más olvidado del lugar, donde estaba nuestra botella, vimos algo que nos alumbró la cara, abrió nuestros ojos, nos dábamos codazos mirando un escaparate, donde estaba la botella de Whisky, con un juego de vasos a 17€….

 

Rezaba un cartel, Willian Lawson, un Whisky no apto para todo el mundo.

 

Multiplicó en cuestión de meses por tres su precio. 

 

Desde entonces lo llamábamos:

 

 

En mi grupo de amigos hacer un Lawson significaba multiplicar tu valor, crecer, hacerse valer. 

 

Y a eso aspirábamos cuando salíamos o jugábamos al fútbol o llegábamos a un exámen.

 

La leyenda de Willian Lawson…..

 

Atento a lo que voy a explicarte, es más de lo que un banquero sabrá jamás.

 

Cuando hablamos de invertir, bueno es aquello que genera flujos de caja. Olvídate del valor que aporta, el empleo que crea o lo que aporta a la sociedad. Céntrate en abrir la caja registradora al final del día y verla llena de dinero, cuanto más mejor, billetes de 100€ y 200€ enroscados unos con otros de la cantidad de venta neta que hubo en el día.

 

Bonito es aquello que sube en bolsa y puede hacerte perder el control de tus emociones y comprar algo bonito que no es bueno ni barato.

 

Barato que, mientras los demás inversores creen que no vale nada, tu sabes que vale mucho más de lo que vas a pagar por él.

 

Willian Lawson era barato, y luego la racionalidad del mercado lo llevó a su precio. 

 

Si entiendes esto, lo entenderás todo.