No sé cuánto tiempo le lleva a una persona bajar a la administración de loterías más cercana y comprar un boleto, una papeleta o un décimo —como quiera que se llame.
Pero hay más. Hay quien recorre cientos de kilómetros solo para comprar un décimo en La Manolita.
Nunca terminaré de entenderlo. Parece que ese lugar tiene magia, y quien compra allí, irremediablemente, acaba con varios miles de euros en el bolsillo.
A mí no me gusta la política. Quien me conoce lo sabe. Soy de esos que se refieren a nuestros patéticos gobernantes —los que quieren meterse hasta en nuestra cocina y decirnos qué hacer mientras fregamos los platos— solo para insultarlos.
No tengo bandera política. Soy economista. Voy donde hay ética, razón… y sobre todo, mucho dinero.
Y mira por dónde, ganó Donald Trump. Su personaje me da grima. Y lo hizo tan mal, que consiguió algo impensable: hacer bueno al otro inútil de Biden.
Pero habló, y la bolsa cayó.
Volvió a hablar, y la bolsa voló. Y yo volé con ella. “Volé de él y acabé en la arbolada.”
No sé cómo decirlo de manera formal, pero gané mucha pasta. Una cantidad indecente, otra vez.
He comprado valores a precios de risa, provocados por el miedo de otros.
He rentabilizado porque sé que hay inversores que solo persiguen precios. Compran lo que sube. Huyen cuando cae.
Qué buena es la renta variable… y comprenderla.
Solo hay que hacer eso: justo lo contrario. Lo que parece difícil. Lo que parece raro.
Donde tú ves miedo, yo veo fortuna.
Donde tú ves un boleto de lotería, yo veo un mono con platillos dándote golpes en la cabeza.
Donde tú ves éxito, yo veo codicia.
Donde tú ves pánico, yo veo oportunidad.
Vaya mitad de año me han regalado los mercados financieros.
Pero tranquilo, tranquila… si crees que te has perdido la fiesta, aún podría venir lo mejor: que Estados Unidos entre en recesión.
Entonces caeremos a plomo: Europa, Asia, EE. UU. Toda la renta variable sufrirá severas caídas.
Y yo estaré en mi guarida. En mi torre, rodeado de tormentas y rayos. Frotándome las manos, planeando conquistar el mundo.
Aquí puedes coger el libro que gira la estantería giratoria que conduce hacia mi guarida.
