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Me preguntan por mi programa y la lío.

Hoy, durante un encuentro de empresarios, me preguntaron por mi programa. Estábamos en un cóctel con maridaje, rodeados de conversaciones triviales y copas de vino.

Algunos, con cierto tono condescendiente, me decían cosas como: “Ah, haces vídeos de esos en TikTok, como mi hijo.” Ante esos comentarios, simplemente sonreía, daba un sorbo a mi cóctel y seguía adelante. Las mujeres lucían pamelas y tocados; los hombres, impecables, estiraban las mangas de sus trajes.

Yo, que suelo acudir a este tipo de eventos en traje porque soy de los que van “del negro al oscuro sin grises intermedios” —o traje o chándal, no hay más—, ese día iba distinto. Tenía una comida de Navidad con mis amigos del barrio y me planté allí con vaqueros, una camisa Carhartt y unas zapatillas DC. Parecía más Tony Hawk que gestor patrimonial, pero qué más daba. A veces toca demostrar clase sin vestirla.

Entre copa y canapé, me preguntaron por mi programa: ”¿De qué va? ¿De qué hablas?”

Mi respuesta fue más o menos así:

— Pues mira, es raro. Al principio no sé muy bien qué digo, hablo de lo que se me pasa por la cabeza. Después digo cosas aún más raras: que alquilar es más barato que comprar, que la diversificación es un grave error… Ah, y aunque soy asesor financiero acreditado por la CNMV y esta me obliga a decir que no hay activo libre de riesgo, voy y digo que el riesgo de invertir en bolsa es CERO.

A mi lado había un banquero del Sabadell, engominado y con mocasines, que me miraba ruborizado mientras se reía con incomodidad, como si no entendiera nada. Me lo imaginaba dejando a la entrada un patinete o esa moto con tres ruedas (dos delante y una detrás).

Le sonreí, tomé otro sorbo de mi cóctel y me lancé tras las gambas rebozadas.

Por cierto, solo el 10 % de los inversores ganan mucho dinero en los mercados financieros.

¿Sabes por qué? porque sólo el 10% de los que invertimos hacemos las cosas distintas, llevamos las riéndas, analizamos con un pensamiento crítico. Y lo más importante, conocemos el mercado.

Así es como lo hacen los grandes inversores.

Así es como lo hago y me convierte en un gran inversor.

 

 

«A veces toca demostrar clase, no vestirla. Pero siempre elegante»